sábado, 14 de diciembre de 2013

A veces pienso que no tengo inspiración para escribir, ningún motivo de esos que te empujan a decir venga vamos a ellos. Por las noches mientras estoy en la cama se me ocurren tantas cosas tantas maneras de empezar textos pero con la esperanza de que me acuerde al día siguiente no lo plasmo en ningún lado y claro, al día siguiente no me acuerdo. Soy de esas personas que siempre piensa en positivo o al menos lo intenta, quien sino cree que se va a acordar de palabras sueltas en una noche de inspiración al día siguiente si no es una persona optimista. Pero ahí estoy yo para dar ese empujoncito, esas palabras de esperanza a personas que lo necesitan. Suelo ser buena dando consejos puesto que siempre digo lo que me dice mi cabeza y me dicta el corazón y eso es sinceridad. No siempre acierto claro está, pero doy mi opinión de lo que creo conveniente. Eso suele jugar malas pasadas, creo que ya lo he dicho. Pero no se me superan muchísimas cosas y estallo y no precisamente de la mejor forma. Se que podría cambiar en muchas cosas pero a estas alturas tengo claro como quiero ser y es tal y como soy. Y si puedo mejorar muchas cosas y lo intentaré pero no por el bien ni por el agrado de nadie sino por mi propio bien. Siempre he pensado que quien te quiere te acepta con todos tus defectos y con tus virtudes o eso al menos dicen esos libros y cuentos, pero seamos realistas ¿Quién se cree eso? Yo por lo menos no pero no me voy a amargar por cosas que no van a cumplirse o por lo menos yo no creo que se cumplan. Aunque suene muy idealizado o muy repetido la vida es una, cada segundo que pasas llorando es un segundo de tu vida que no vas a recuperar, suena un poco tétrico ¿verdad? pero mejor míralo desde otro lado, no pierdas tiempo llorando por personas a las que crees que les importas, las personas por las que merece la pena llorar no te harán pasar ese sufrimiento, si derramas una sola lágrima que sea de felicidad. La vida esta hecha para vivirla, para disfrutar, para sonreír no para lamentarse y sufrir.
Puede que la vida no sea la fiesta que esperamos pero mientras estemos aquí, bailemos.