martes, 28 de diciembre de 2010

No dejes que nadie cambie tu sonrisa

Cuántas veces hemos deseado borrar un día, un minuto, un momento, hasta un año de nuestras vidas, borrarlo todo y vaciar nuestra memoria. Cuántas veces no hemos deseado volver a ser niños, volver a recuperar lo que se fue o querer parar el tiempo y vivir ese momento tan espectacular una y otra vez. Algunos simplemente no esperan nada, simplemente  renuncian a que el tiempo continúe su camino y se marchan con lágrimas y un largo adiós. Si deseáramos en algún momento perder completamente la memoria y he inventar el botón "comenzar de nuevo" ¿cuántas cosas nos perderíamos? serían como aquellas cosas que se pierden accidentalmente en una mudanza y luego se extrañan. Perderíamos el calor y los nervios del primer beso y la sensación de admiración de aquel amanecer perfecto. La nostalgia por amores pasados puede que olvidados y la inocencia con la que nos entregamos a lo desconocido, a lo nuevo, esa primera vez en la que todo es de color de rosa hasta que se termina y te sientes destruida y saber, que aunque duela, es la cruda realidad.
Quedarían olvidados los amigos que iban a ser eternos, las cartas que nos derramaron esas lágrimas de emoción por nuestras mejillas, la primera o última vez que vimos a un gran amor que ha significado mucho, los brazos mas cálidos que en los momentos más duros te rodean y te hacen sentir el cariño que necesitas, el día que pensamos que se iba a acabar el mundo, el dolor más duro, la sonrisa más esperanzadora, el nacimiento de uno de los sentimientos más puros. ¿En realidad comenzamos una vida nueva o matamos otra llena de gratificantes recuerdos? Dejamos una vida, un pasado y un presente que nos brindó y nos sigue brindando infinitas oportunidades y no existe un momento en el que pienses qué hubiera pasado si hubieras escogido otras  opciones. Pero lo gratificante está en que cada día, al acostarte en tu cama, te pones a pensar que la opción que escogimos nos ha formado tal y como somos hoy en día y estamos orgullosos de ello. Dormir con ese sueño placentero, ese sueño de saber que cuando deje este mundo tendré mi huequito para refugiarme y ese huequito está en el cielo viendo como las personas se equivocan, pero pueden rectificar esos pasos en los que se equivocan y consiguen que todo sea como debe ser y pueden sentirse orgullosos de ello. Sonríele al mundo, por como eres y por todo lo que tienes. Porque debes sonreír y que tu sonrisa cambie el mundo, pero no dejes que el mundo cambie tu sonrisa.

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